Veamos: "Miembro. (Del lat. membrum). 1. m. Cada una de las extremidades del hombre o de los animales articuladas con el tronco. 3. m. Parte de un todo unida con él. 4. m. Parte o pedazo de una cosa separada de ella. 7. com. Individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral.” (DRAE). Como se ve, la primera acepción corresponde a las extremidades “del hombre o de los animales”. Es decir, los brazos son miembros (superiores) y las piernas también son miembros (inferiores). De la acepción mencionada se derivan (por la evidente analogía) las siguientes: “parte de un todo unida con él”, “parte o pedazo de una cosa separada de ella” y también “individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral”. ¿Si los brazos (género masculino) son miembros, las piernas deberían, acaso, ser “miembras” debido al género femenino que les corresponde? No, de ninguna manera. Por ello es que las personas (o individuos, como dice el Diccionario) que integran una comunidad o cuerpo moral son, igualmente, miembros, se trate de varones o de mujeres. Afirmar que “Juana y Mercedes son miembras del gremio de confeccionistas” sería –como suele decir don Marco Aurelio- una barbaridad, pues. Hay quienes consideran que, en aras de la “inclusión”, debiera proscribirse el empleo “machista” del término objeto de esta nota y de una vez por todas darse legitimidad al uso de “miembras”. Propuesta descabellada sin duda. Sería como proponer, por ejemplo, que, al referirnos a la persona de nuestra mayor confianza, aquella que nos ayuda a resolver algunos asuntos en el trabajo, digamos –si se trata de una mujer- que es, no nuestro brazo derecha (que es lo usual y correcto), sino “nuestra braza derecha”. Absurdo, completamente absurdo. Ah, pero no imposible, porque –como sabemos, y yo lo he repetido insistentemente en otras oportunidades, el uso manda y si este desagradable uso se impone –democráticamente, como siempre ocurre en cuestiones del idioma-, en algún momento nos chocaremos con declaraciones machistas y cacofónicas como esta: “Mi hembra es miembra del Club de Libertarios”. Por ahora, caballero nomás.
Afirmo: "Considerando en frío, imparcialmente" (Vallejo dixit), la libertad de las lenguas solo está sometida a la voluntad de los hablantes; no de gobiernos ni academias. (Bernardo Rafael Álvarez)
lunes, 25 de febrero de 2013
lunes, 7 de enero de 2013
GRINGASHO
A diferencia del diminutivo empleado en las regiones centro y sur del Perú, que se forma con el sufijo “cha” (Manuelcha, Valicha, Josecha), en la zona de Pallasca -y también en gran parte de la extensión que abarca la sierra de los departamentos de La Libertad y Cajamarca y parte de Amazonas, y en algunos lugares de la costa, como Trujillo, por ejemplo, se genera con el sufijo “asho”, “asha”: “cholasho”, “niñasha”, "gringasho". Así, "gringasho" viene a ser el equivalente o sinónimo de "gringo chiquito" o "gringo que es niño". No es como, por ejemplo, decir "gringuito" que tiene significación de diminutivo propiamente dicho (gringo chiquito) pero también de hipocorístico (que se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística). El sonido que representamos con el dígrafo “sh”, sin embargo, también se emplea para darles una forma afectiva (es decir, de hipocorístico) a los nombres, para lo cual se genera una alteración mayor a la producida en el anterior caso (reducción y reemplazo fonético), como puede verse en los siguientes ejemplos: César, “Shesha”; Santiago, “Shanti”; Rosa, “Rosha”.
jueves, 28 de junio de 2012
"ÑA CATITA"
Como bien sabemos, en muchos pueblos americanos se emplea, como tratamiento antepuesto al nombre de una mujer, el "ña". Y, así, se dice: Ña Pancha, ña Catita, etc. Y, como igualmente muy bien sabemos, en la práctica esta expresión no es sino el aféresis (supresión de algún sonido al principio de un vocablo) de "doña" (doña Pancha, doña Catita). Pero, ¿han puesto atención a lo que el Diccionario pone entre paréntesis antes de dar el significado del término? Según el DRAE, "ña" es la "Forma reducida de señora". ¿De dónde pudo haber sacado la "noble institución matritense" (como diría don Marco Aurelio) aquella explicación que la presenta "interparéntéticamente" (Denegri lo diría así)? Es muy probable que haya tenido significativa influencia el Diccionario de Peruanismos de Juan de Arona que textualmente dice lo siguiente: "Ño, Ña-Abreviaciones de señor y de señora". En el caso concreto de "ña" nosotros creemos que no es precisamente una forma reducida de señora; es, simplemente, la forma femenina del "don" que es, como muy bien define -sin entrar en incómodas elucubraciones adicionales) el DRAE, "Tratamiento de respeto, hoy muy generalizado, que se antepone a los nombres masculinos de pila. Antiguamente estaba reservado a determinadas personas de elevado rango social." Si de formas reducidas de "señora" se trata, estas serían (o son, en realidad): "seño", "señito", "ñora", ñori". Es un tema, pues, para la discusión.
miércoles, 27 de junio de 2012
SINO / SI NO
Este es un error (por obvia confusión) en que incurren muchos periodistas y también poetas y escritores peruanos.
Hoy día (miércoles 27 de junio, 2012) ha aparecido en el diario TROME: "Abogado dice que 'Elita' tendrá que confesar su culpa por asesinato de su mamá, sino recibirá la pena máxima."
En lugar de "sino" debieron haber escrito "si no".
Para evitar dudas, aquí pongo lo que dice el Diccionario Panhispánico de Dudas: "No debe confundirse la conjunción adversativa sino antes descrita con si no, secuencia formada por la conjunción si (→ si) seguida del adverbio de negación no (→ no): «¿Y quién se lo dirá, si no lo hace usted?» (Mundo [Esp.] 20.2.95); «Tu actitud conmigo es bastante rara, si no insultante: me tratas como a un niño» (Donoso Elefantes [Chile 1995]); «No sé si no es mejor que fracase este encuentro» (Plaza Cerrazón [Ur. 1980]). El segundo elemento de la secuencia —la negación no— es tónico, frente a la atonicidad de la conjunción adversativa sino."
Es fácil: "No es esto, sino aquello." "Si vienes, me alegro; si no, me da igual". ¿Se entiende la diferencia, no?
***
Sino. Es una conjunción adversativa que se usa para contraponer un concepto afirmativo a otro negativo expresado antes (es adversativa, porque expresa oposición o contrariedad). Es decir, algo que antes es dicho negativamente, es contradicho seguidamente –generalmente como aclaración- usando esta conjunción. Por ejemplo: “No es mío, sino de Juan”: “No soy de Lima, sino de Pallasca”. Va siempre después de una negación.
SI NO. En cambio la secuencia “si no” (como ya vimos) que está formada por la conjunción “si” seguida del adverbio de negación “no”, es otra cosa y tiene usos diferentes. Por ejemplo: "Si no nació en Colombia, ¿dónde nació? ("¿Dónde, si no en Colombia?").
jueves, 7 de junio de 2012
EDITORIAL Y DIPLOMA
¿Debe decirse "el
editorial" o "la editorial"? Bueno, la verdad es que ambas
formas son correctas. Pero aquí va la cosa:
He
escuchado o, más concretamente, he leído que algunas buenas personas
(escritores entre ellas) cuando se refieren al texto que expresa la opinión de
un diario sobre algún tema especial, dicen que han estado acertados los
comentarios de "la editorial" de tal o cual periódico. No voy a
decir, como don Marco Aurelio, que esto es una barbaridad, sino que simplemente
es un error. El sustantivo "editorial", referido al "artículo de
fondo no firmado" (DRAE) de un periódico o revista, es masculino y, como
tal, debe decirse "el editorial".
Bien.
Dije que con "el" y con "la" era correcto. Cierto. Con el artículo
en femenino se hace referencia a una casa editora: "la editorial Casa
Tomada", por ejemplo.
En
cambio, donde no procede, bajo ningún argumento, emplear el artículo
"la", es en diploma; el cartón que acredita un título o un
reconocimiento académico, es y será por siempre (no me acusen de machista, por
si acaso) un sustantivo masculino. "A fulano de tal le entregaron, como
reconocimiento a sus méritos, un diploma de honor" (no "una
diploma").
sábado, 19 de mayo de 2012
¿NOTIFICAR O PUBLICAR?
Veamos lo que dice el Código Procesal Civil en su artículo 792º, referido a la "declaración de desaparición, ausencia o muerte presunta": "La resolución que admite a trámite la solicitud será notificada al desaparecido, ausente o al muerto presunto mediante los edictos más idóneos al cumplimiento de su fin." Alguien puede decir que, en efecto, es dable que "al muerto presunto" se le pueda "notificar", porque cabe la posibilidad de que no haya muerto y, en consecuencia, poder enterarse del asunto. Esto, sin embargo, no significa que la redacción de ese artículo del Código Procesal Civil esté bien hecha. Porque nadie, absolutamente nadie, puede en su sano juicio "notificar" a un muerto o presunto muerto; la notificación es un acto directo que va hacia alguien en particular porque se sabe o se presume que existe, que está vivo, no si se sospecha que ha muerto. Lo que debió haber dicho el bendito artículo es simplemente esto: "...será publicada...". Porque notificar es "comunicar formalmente a su destinatario una resolución administrativa o judicial" y publicar es "hacer patente y manifiesto al público algo" (DRAE), y, claro, entre ese público puede estar vivita y coleando la persona que se presume muerta y, si es así, es muy posible que pueda tomar conocimiento de que alguien (un familiar probablemente o el Ministerio Público) ha solicitado la declaración de su desaparición, ausencia o muerte. Siendo así, estará en condiciones de oponerse oportunamente o, si el proceso llegó a concluir, solicitar "reconocimiento de presencia y cesación de los efectos de la sentencia".
"LA DEL CULO ANGOSTO"
En el Perú y probablemente en otros países, además de llamar culo a las nalgas, al trasero, a las posaderas, empleamos también la misma palabra para referirnos específicamente al sexo de la mujer, a la vagina, y también al ano o al recto. Si decimos "qué buen culo" nos estamos refiriendo al volumen impresionante de un par de nalgas bien puestas. Si, de otra forma, decimos que "Juanita le dio el culo a Fernando", lo que queremos expresar es que ella y él tuvieron un encuentro sexual, es decir, que hubo penetración; aquí, obviamente, se entiende que culo no es precisamente el par de nalgas o posaderas, sino el conducto vaginal, pudiendo ser también el anal. Ahora, cuando alguien le dice -generalmente con tono de burla o de llamado de atención o reproche- a una mujer: "No te hagas la del culo angosto", hay que entender que se trata de una suerte de frase parecida a esta: "No te hagas la estrecha". Tenemos aquí dos adjetivos: "angosto" y "estrecha"; es decir, ajustado, apretado. Si hablamos de nalgas como culo, quiere decir que la estrechez, la angostura, lo apretado y ajustado, se da entre ambas nalgas. Y si de lo que se habla es de vagina o de ano, la cosa también es clara: estrechez, de dichos conductos. Y, claro, si estamos diciendo que son apretados, angostos, estrechos, ajustados, la alusión que hacemos es a que no están en condiciones digamos "idóneas" para recibir o tolerar la "visita" del miembro viril; en otras palabras, que están "como vírgenes". Resumiendo: "No te hagas la estrecha o la del culo angosto" significa "No quieras hacerme creer que eres virgen". Esta expresión, naturalmente, no va dirigida así específicamente a precisar una real estrechez vaginal o anal, sino -digamos metafóricamente- a que una mujer -sabiendo lo que sabe o teniendo la experiencia que puede tener- se hace la recatada, se muestra excesivamente decente, delicada, exquisita, aquella con quien "estas cochinadas" no puede hacerse, etc. Generalmente es la mujer que aparente "no saber de ciertas cosas innobles". Quien emplea esta frase (acaso con una alta dosis de machismo) está tratándola, casi directamente, de hipócrita a la mujer que tiene al frente. ¿Estamos en lo cierto?
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