Alguien, ante una afirmación nuestra, negó que Mario Vargas Llosa fuera nuestro mayor novelista, y otra persona rechazó el que digamos que es "nuestro". Aquí la respuesta que dimos: (Vargas Llosa) Sí es el novelista mayor del Perú. Del Perú; o sea: nuestro. Y el "nuestro", en realidad, no deriva de la perversión del habla oficial, sino de la "perversión" del habla común, del habla popular. Se trata de un pronombre cuyo uso, en casos como el presente, no corresponde precisamente al posesivo, ya que se emplea únicamente para aludir o hacer referencia a quien -como lo somos los demás- es también de nuestro país, pero -por añadidura y a diferencia de los demás- es, digamos, emblemático o representativo, o simplemente más notorio que muchos otros. Podrán decirme que Vargas Llosa no es emblemático. De acuerdo, diremos que no es emblemático. Podrán decirme que no es representativo. De acuerdo, diremos que tampoco es representativo. Pero, ¿podrán decirme que no es notorio, más notorio que muchos otros novelistas peruanos? Y, la verdad, no solo es notorio, sino, también, es un novelista importante, muy importante, al menos hasta ahora. El Premio Nobel no es la copa del "Mundialito de El Porvenir", ¿o sí? El hecho que los sentimientos o las pasiones de algunos o muchos peruanos estimule el rechazo al autor de La Fiesta del Chivo, no hará que deje de ser notorio, no será causal del deterioro de su importancia ni mucho menos que deje de ser peruano. Por eso, insisto, Vargas Llosa es NUESTRO novelista. Generador de simpatías y antipatías (por temas ajenos a la literatura), pero -aun así- nuestro novelista. ¿O no?
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