Es cierto, en gran medida, lo que dice usted, don Marco Aurelio. Lo felicito. Y admiro, y respeto grandemente sus amplia y profunda erudición en diversos temas, y también sus enseñanzas. Pero, la verdad la verdad, muchas de sus opiniones (casi todas, ¿o todas?) respecto del idioma pueden tener de todo, menos de subversivo. Estimulan el, digamos, justo respeto por el buen decir y el buen escribir, pero a veces (muchas veces, en realidad) tratan de hacernos entender que la corrección en el habla debe ser sinónimo de sometimiento a las reglas impuestas por los académicos. Y no debe ser así. La única regla válida, en cuestiones del idioma, de la comunicación, es el uso, la libertad del uso, y el entendimiento (la comprensión): si lo que hablan o escriben algunos miembros de un grupo social es comprendido por los demás, significa que no existe, allí, problema alguno de lenguaje, de comunicación. Subversivo, válida y legítimamente subversivo, es apostar por la libertad y, de algún modo, por la proscripción de todo aquello que sea o parezca solemne o majestuoso (de reyes o monarcas). Y, ¿quiere que le diga una cosa?, hasta la misma Academia ha resultado menos "papista" que usted; siguiendo las enseñanzas de Horacio, la RAE acepta que el uso es "árbitro, juez y dueño en cuestiones de lenguas", como ha sido siempre y como seguirá siendo. Ah, y algo más: ¿La inteligencia es peligrosa o subversiva? A veces lo es; no siempre. Las ganas de ser libres, sí. Pero eso de que "un programa cultural rectamente entendido es más peligroso que Sendero Luminoso", no solo es falso: es, además, una desbarrancada exageración: ¿La cultura puede ser peor que una asquerosa banda de asesinos? ¡No, señor! La cultura no es sinónimo de infamia.
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