jueves, 18 de junio de 2015

NO SOLO EN EL AJEDREZ: ENROCAR.

En nuestro país el uso del término "enrocamiento", obviamente derivado de "enrocar", nada tiene que ver con "enroque", palabra que corresponde al ajedrez. Porque, para nosotros, enrocar no solo es el "movimiento defensivo en que el rey y la torre del mismo bando cambian simultáneamente su posición", o las acciones análogas que en otro terreno suelen practicarse (enroque de ministros, por ejemplo); para nosotros también es colocar rocas en los taludes o vertientes como medida de protección o para lograr más solidez en algún trabajo de ingeniería civil o de suelos, por ejemplo. Es decir, estamos ante un verbo con dos significados: enrocar (de enroque -término ajedrecístico-; y de enrocamiento -colocación de rocas-); Y el uso de este término, por su frecuencia, ya está prácticamente legitimado. Solo falta que la Academia haga lo suyo: incluirla en el DRAE, ya como peruanismo o americanismo (porque, ojo, también en México se usa "enrocamiento" con el mismo significado que le damos nosotros). Ah, y también en España (cuna de nuestro idioma y sede de la ilustre institución matritense -como la llama don Marco Aurelio- el término enrocamiento es usado con acepción distinta a las consideradas por el DRAE. Allí se le ha asignado, además de "enroque", los de "inmovilidad" en el sentido de atornillarse al cargo, de incapacidad de aceptar los cambios (algo así como conservadurismo) y también el de "hacer oídos sordos" a los reclamos. Es que la comunicación de las personas no se da o ,mejor dicho, no tiene por qué darse únicamente cumpliendo las reglas o mandatos de la Academia; es, más bien, la Academia la llamada -caballero nomás- a aceptar, asumiéndolo (en su debido tiempo, claro),como legítimo, el uso y los significados que los pueblos les dan a las palabras, porque sabe y está convencida -como enseñó Horacio, el poeta latino- que es "el uso, árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua".

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