Afirmo: "Considerando en frío, imparcialmente" (Vallejo dixit), la libertad de las lenguas solo está sometida a la voluntad de los hablantes; no de gobiernos ni academias. (Bernardo Rafael Álvarez)
domingo, 1 de junio de 2014
¿ES PALABRA DE DIOS?
El noveno "Mandamiento de la Ley de Dios" decía: "No desearás la mujer de tu prójimo". Aparentemente, Dios había metido la pata al prohibir tal cosa, y por ello sus comisarios sobre la tierra tuvieron la genial idea (no sé si -como ocurrió con Moisés- estos también fueron inspirados por el Poder Divino), de proponer, exponer o imponer una suerte de "fe de errata" y redactaron esto: "No consentirás pensamientos ni deseos impuros". De acuerdo, los deseos -sean buenos o malos- no pueden ser prohibidos sino, tal vez, controlados o reprimidos personal e íntimamente (y no por mandato externo) para que no terminen ocasionando actos o consecuencias reprobables, porque los deseos no son movidos por la razón; y, claro, por ello es dable entender que resultó un acierto la eliminación de aquel "Mandamiento", digamos desubicado. Pero, ahora viene la cosa, ¿cuáles serían, atendiendo a la novísima prohibición, algunos de los pensamientos o deseos "impuros"? O, de otro modo, ¿hay pensamientos y deseos puros y también pensamientos y deseos impuros? ¿Cuáles estarían poblados de elementos o sustancias contaminantes o adulterantes, y cuáles, a su vez, serían los "químicamente" puros?
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