Afirmo: "Considerando en frío, imparcialmente" (Vallejo dixit), la libertad de las lenguas solo está sometida a la voluntad de los hablantes; no de gobiernos ni academias. (Bernardo Rafael Álvarez)
sábado, 11 de julio de 2015
"GRIEGO"
El poeta Tulio Mora, en su “muro” del Facebook puso lo siguiente: "Nunca averigüé por qué mi abuela Josefina llamaba griegos a los que daban la contra". Al leer tal cosa recordé que en mi tierra, Pallasca, también nuestras abuelas, empleaban ese término, claro, con sentido y significación distintos a los que le corresponde por su condición de adjetivo gentilicio. Pero ellas no aludían precisamente al "dar la contra" sino a la terquedad de algunas personas -especialmente niños-, que "no querían entender razones". Y, en tal sentido, las abuelas (y recuerdo haberlo escuchado en la voz de mi madre, también) decían: "¡Este muchacho es bien griego!". Se trataba en este ejemplo, creo que obviamente, de un niño al que querían "corregirlo" llamándole la atención por alguna falta, resondrándole y, sin duda, dándole consejos que, sin embargo, "le entraban por una oreja y le salían por la otra". "No entender razones" y, ciertamente, el uso curioso del gentilicio que menciono, probablemente, tenía que ver, creo que obviamente, con la asociación digamos por analogía que se hacía con la alusión a una lengua extraña y como tal desconocida que se suponía (con acierto, naturalmente) difícil de entender. Respecto de este tipo de muchachos (que "no entendían razones") se decía, también, "son de rigor"; o sea, que solo con medidas severas podría lograrse que entiendan. (Una precisión conveniente: en realidad, como bien señaló Tulio, los tercos generalmente son también "contreras" -o viceversa- .
Gracias, Tulio, por haber logrado que venga a mi memoria este término ("griego") y su muy particular uso pallasquino. ¡Bacán!
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