lunes, 26 de agosto de 2013

DESCHAVAR

Ensayando una audaz incursión en el terreno de la lingüística y empleando, digamos, un tono medio “saussureano”, el gran Enrique Verástegui –en una nota publicada en el único número de Eros, la revista del inolvidable Isaac Rupay- trató de dar una explicación al verbo “deschavar”: 

“Probablemente la palabra tenga su origen más remoto en chapa, o quizá –improbablemente- en tapa. El significado puede variar o ser el mismo, pero las formas del significante proliferan en cadenas asociativas por generación espontánea. El sintagma es un círculo infinito: una estación de la finitud. Destapar, dechapar, deschavar = enseñar”. 

Y antes de este desarrollo conceptual, nuestro poeta elaboró una caracterización aún más ambiciosa: 

“Deschavar o mejor: deschave es un juicio implacable en el habla peruana. Si queremos desenmascarar algo, lo deschavamos, vamos a deschavarlo. Lo soltamos. Si lo deschavamos hemos realizado un deber, hacemos uso de un derecho que nos concierne por ley tácita. Deschave es por tanto, una categoría real para el habla peruana." 

Interesante.

Su uso en el Perú tiene varias décadas; desconozco cuántas, pero, por ejemplo, Lauro Pino ya lo había incluido en su librito Jerga criolla y peruanismos, que es de 1968. Pero, a pesar de que, por el uso que le damos, podemos considerarlo como peruano, lo cierto es que este verbo no nació en nuestro país, sino en Argentina, y su edad -¡uf!- es difícil de determinar. En un libro aparecido en 1928, Carlos Raúl Muñoz y Pérez, al que le decían “El Malevo Muñoz”, publicó unos versos que eran cantados como tango y cuyo título era “Cacho del recuerdo”, y allí encontramos esto: “Suelo a veces curda, cuando estoy de farra / deschavar cantando, mi vida ruflera…”. Antiguo, pues. 

Lo que expresa nuestro poeta Verástegui, al tratar de asociar el verbo deschavar con deschapar y destapar, tiene sentido en realidad si consideramos los aspectos fonético y semántico propiamente dichos. Sin embargo, un estudioso como es Enrique Chiapara, autor de Glosario lunfardo, estima que el origen del verbo en cuestión, se encuentra en el italiano “schiavare”, cuyo significado en español es “abrir forzando”. Pero, como sabemos, el deschave forzado solo se da cuando se confiesa algo por presión externa (un interrogatorio policial, por ejemplo). Y la verdad es que el deschave (o el deschavarse) no siempre se da en esas condiciones; también se produce estimulado por la buena voluntad: una declaración de amor, por ejemplo. Es decir, también es sincerarse voluntariamente.

Sea como fuere, deschavar es un verbo legítimamente asimilado por el habla peruana. Pero, ojo, también es empleado en Cuba, solo que con esta salvedad: allí se le da el significado de “comportarse con desenfado y atrevimiento en determinada situación” (que, como se ve, tiene mucho que ver con aquello de ser sincero) y el DRAE lo recoge como “Deschabar” (usando “b” en lugar de “v”).

 

 

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