NO ES UN "JEANS"
Además de las famosas "combis asesinas" que ya, felizmente, están en camino a la desaparición (al menos es lo que esperamos), los vehículos que a principios de los años ochenta comenzaron a circular por las avenidas de Lima -reemplazando a los microbuses tradicionales (de la línea "Covida", por ejemplo) cuyas carrocerías eran generalmente fabricadas en los talleres de "Scania", "Morillas", etc.- fueron unos carros para transporte público, ni tan grandes como los ómnibus, ni tan chicos como las camionetas rurales. Eran, son, los carros a los que se les conoce como "minibuses" y que -muchos de ellos- son de la marca Toyota, empresa transnacional que, si no me equivoco, fue la que les dio el nombre que todos conocemos y que todos pronunciamos digamos "incorrectamente". A ese nombre que proviene de la lengua inglesa le hemos endilgado una "infiel" pronunciación e incluso escritura que -¡sorpresa!- también tiene origen anglosajón. Pero con la única salvedad: esta pronunciación (y escritura) corresponde, en "propiedad", a una palabra que designa a una marca de "Jeans". ¿Saben cuál es? Custer. Y la pronunciamos así: "cúster". Y el nombre correcto de los vehículos aludidos es, en realidad, "Coaster" y, ¿cómo suena o debe sonar?. Más o menos así: "cóuster". Y no "cúster".
La pregunta: ¿Es realmente incorrecto lo que prácticamente todo el mundo hace en nuestro medio, al pronunciar "cúster" y no "cóuster" para referirse al tipo de vehículos mencionado? No, no es incorrecto. Se trata de una legítima castellanización o, más precisamente, peruanización del vocablo de marras; y nadie nos lo puede prohibir.
La pronunciación "cúster" (y su escritura), para designar al tipo de carros aquí referido, puede convertirse, en cualquier momento, en un aporte peruano, en un peruanismo, sin ningún problema. Así que adelante nomás, paisanos, que al fondo hay sitio.
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