miércoles, 30 de octubre de 2013

A PROPÓSITO DEL COMPORTAMIENTO SEXUAL EN EL ANTIGUO PERÚ Y LAS PALABRAS.*


A PROPÓSITO DEL COMPORTAMIENTO SEXUAL EN EL ANTIGUO PERÚ (Y ACERCA DE LAS PALABRAS).*

Hubo quienes consideraban que la cultura Moche era "perversa", "degenerada" debido a las representaciones sexuales en su cerámica. En sus huacos (y también en algunos de la cultura Vicus) se representaban diversas poses sexuales, pero también el fellatio o coito bucal (corneta) y el cunilingus ("sopa"); igualmente el coito anal ( o, como diría don Marco Aurelio: "per angostam viam") entre hombres y mujeres y también encuentros homosexuales ("mostaza", según los muchachos), igualmente la masturbación individual o recíproca y el exhibicionismo; también llegaron a representarse relaciones entre animales y una que otra en que aparentemente habría encuentros entre humanos y animales. Los casos de Moche y Vicus son prácticamente los únicos en el antiguo Perú; en líneas generales, los antiguos peruanos eran recatados en esto de representar iconográficamente las relaciones sexuales. Esto, sin embargo, no significa que hayan sido unos santos o cosa parecida; la "cochinadita" existió siempre.

[A propósito de “cochinadita”: “Cochinadita" es simplemente una suerte de sinónimo que todo el mundo (es decir, los que emplean el término) usa en tono humorístico (lo cual es legítimo, le guste o no a algunos) y con una sonrisa de por medio; nunca se le ha dado una connotación negativa, pero siempre se ha tenido el cuidado de enmarcarlo entre comillas. Por lo demás, el apelar a cualquier término para hacer referencia ya al sexo o ya a cualquier otra cosa, es signo de verdadera libertad y, como sabemos, el empleo del idioma se hace o debe hacerse siempre en libertad. Las lenguas han sido siempre lo más democrático que ha podido existir, aún a pesar de académicos.
Claro que hay otro nombre para referirse al acto sexual: copular. Y como decía Alejandro Romualdo, “llamen siempre a las cosas por sus nombres”. Pero, la verdad es que ninguna cosa o acto ha nacido con nombre incorporado. Y no hay un solo nombre para las cosas, para los actos. Aquí en el Perú, por ejemplo, al acto sexual se le llama muy comúnmente, diría que generalmente, no precisamente copular, sino "cachar". Hay gente a la que no le gusta esta expresión, incluso el DRAE hasta ahora no la ha asimilado con este significado. No es actualmente muy usado, pero también al acto sexual se le llamaba "joder" (Gregorio Martínez escribió hace bastante tiempo un delicioso artículo-ensayo al respecto, que fue publicado en Caretas). Otro nombre, que sí es común ahora, es "tirar"; lo usan sobre todo los jóvenes, hombres y mujeres. Creo que sobre todo en provincias, se empleaba y probablemente se usa aún, "brincar". La confusión, respecto de esto o de otras cosas, siempre podrá darse en algunas o muchas personas; pero no por ello los nombres que en tal o cual estrato o grupo social se usen perderán legitimidad.] 

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* Recomiendo el libro de Federico Kauffmann Doig, titulado precisamente "El comportamiento sexual en el antiguo Perú.

"BASE DE DATOS"

Hay un artículo en la Ley 30096 (de delitos informáticos) que, creemos, que debe modificarse sí o sí (el artículo 6º). Se trata de una metida de pata que puede ser peligrosa. Por la idea equivocada que todos tienen acerca de "base de datos", los que redactaron la ley “fregaron” la cosa. Todo el mundo cree que base de datos solo es el almacenamiento electrónico o automatizado de información. Incluso el Diccionario de la Academia considera tal concepto como perteneciente a la Informática: Y, claro es ese el campo en que se dio su aparición. Esto dice el artículo de marras: "El que crea, ingresa o utiliza indebidamente una base de datos sobre una persona natural o jurídica (...) para comercializar, traficar, vender, promover, favorecer o facilitar información relativa a cualquier ámbito de la esfera personal, familiar, patrimonial, laboral, financiera u otro de naturaleza análoga, creando o no perjuicio, será reprimido con pena privativa de libertad (...)". Pero la verdad es que hasta una biblioteca también es una base de datos: un almacén de información; un “Conjunto de datos organizado de tal modo que permita obtener con rapidez diversos tipos de información”. Y, como es obvio, si alguien ingresa, por ejemplo, en una biblioteca pública y obtiene información acerca de alguien y luego la da a conocer con fines "non sanctos", también podría estar cometiendo delito según este artículo o, dicho de otro modo, un juez se vería en la no tan fácil encrucijada de decidir una sentencia. Los periodistas, especialmente aquellos "de investigación", estarían con las manos atadas. Es decir, hay una metida de pata grave en la ley. El artículo debió ser específico: decir, tal vez, algo como esto: "base de datos almacenada en medios, electrónicos o digitales". Porque las bases de datos informáticas no son públicas y merecen reserva y protección legal. Y porque, además, no siempre las definiciones gramaticales son las que deciden.

UN ESPEJO EN EL SUICIDIO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

Primera frase de "La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo", de Mario Vargas Llosa:

"El novelista peruano José María Arguedas se disparó un balazo en la sien -frente a un espejo para no errar el tiro-".

El hecho al que se refiere nuestro novelista es dramático. La forma cómo lo dice, no: es todo lo contrario. ¿Frente a un espejo para no errar el tiro? Ningún suicida necesita de un espejo "para no errar el tiro". Lo que Vargas Llosa puso como primera afirmación en su ensayo "La utopía arcaica" es simplemente absurdo. 

Entiendo que, generalmente, los que se suicidan disparándose en la sien lo hacen con la boca 
del cañón pegada a esa parte lateral de la cabeza; es decir, es descabellado pensar que pueden "errar" en el disparo. Y si lo hicieran con el arma alejada de la sien, mejor dicho con el brazo estirado, sería materialmente imposible que accionaran el gatillo con el dedo índice para que el disparo les dé precisamente en la sien; en ese caso, lo menos inseguro sería si usaran el dedo pulgar, pero aun así la puntería habría de fallar, incluso (o más aún) si, como auxilio, "monitorearan" su acto con un espejo. Un espejo no es ayuda; al contrario, complica las cosas: el disparo termina desviándose. Siempre, en esas condiciones, el disparo se va hacia otra parte, y cuando eso ocurre, el suicida frustrado, suele reconsiderar su decisión, ¿verdad?

José María Arguedas no se puso frente al espejo del baño, donde se suicidó, para lograr el lamentablemente certero disparo. Pudo haberse tratado, más bien (es mi hipótesis), de la "puesta en escena", frente a sus ojos desesperados, del último drama de su vida; quiso ser, digamos, testigo de su propia muerte. Fue, creo, un acto de terrible poesía sin palabras, con el cual el ser humano que fue José María Arguedas quiso decirse: "Puedo hacerlo. Soy dueño de mis actos, a pesar de todo. Mi destino lo hice yo y yo puedo enrumbarlo y también detenerlo". Y la verdad es que logró cambiar su rumbo. Pero no lo detuvo.


¡Grande, siempre, José María! Y lo amamos.

¿ATEO O ATEÍSTA? (TEMA POLÉMICO, SIN DUDA)

El tema de Dios es un tema de fe. Y un tema de fe nada tiene que ver con la evidencia propiamente dicha, y mucho menos con la demostración científica. Hay verdades distintas: verdad filosófica, verdad científica, verdad poética. Hay verdad religiosa. Y todas son verdades válidas. El caso particular de la verdad religiosa es que hay diversas verdades religiosas: según cada creencia. Y la verdad religiosa es la menos absoluta de las verdades existentes; es, más bien, una verdad relativa: válida para quien la profesa y deleznable para quien tiene otra fe, es decir otra verdad. Decirse ateo es una exageración. Quien profesa el ateísmo no es, no puede ser ateo, sino, más bien, "ateísta". Ateo es quien no tiene dios porque simplemente no se da cuenta, no está en condiciones de aceptarlo o de rechazarlo (o de aceptar o rechazar la idea de Dios o de los dioses). El ateísta sí, porque se ha formado en una concepción racional en que cuestiona y niega, con el rigor de sus instrumentos teóricos, la existencia de un ser al que las religiones llaman Dios. El término "ateo" es, me parece, inadecuado. Agnóstico es el que duda, el que racionalmente duda y no quiere o no se atreve o no le importa negar o aceptar en forma absoluta la existencia de Dios.