martes, 10 de diciembre de 2013

"NO ME QUEDA DE OTRA"


Hace un rato en la televisión he escuchado decir esta frase a Patty Wong. Veamos. Cuando te resulta, digamos, irremediable hacer tal o cual cosa, dices, por ejemplo, "no me queda otra cosa que hacerlo, me guste o no". Pero, como quiera que, especialmente nosotros los peruanos, solemos ser elípticos en nuestra comunicación (omitimos algunas palabras, porque probablemente nos parecen innecesarias o por pura "pereza" o "economía del lenguaje"), lo que más comúnmente decimos es esto: "No me queda otra...". Sin embargo, me he dado cuenta que está generalizándose el empleo de esta frase pero con la intromisión de un elemento innecesario y absurdo: la preposición "de". Así, se pronunia esta frase: "No me queda de otra". ¿Qué función cumple allí el "de"? Ninguna. Imagino que esta forma expresiva ha venido del extranjero (tal vez de México); al menos sé de una canción hecha en ese país, que justamente se llama así "No me queda de otra", y en su letra dice lo siguiente: "es mas fuerte que mi voluntad / ningun licor de mi pecho la pudo arrancar / voy a volver de nuevo a reconquistarla / pues no me queda mas remedio que adorarla..." La frasecita de marras, que no se ajusta a las reglas, es lo que se conoce en gramática como idiotismo, lo cual, sin embargo -de ser generalizado su uso y, sobre todo, si no genera problemas de entendimiento-, no le quita legitimidad. Pero de que es fea, es fea la frasecita. 

"MACHINES Y HEMBRINIS"


Si usted, por curiosidad, abre el Diccionario de la RAE y dirige su mirada a la página 709, encontrará las acepciones asignadas al adjetivo "Femenino" y podrá darse cuenta de que una de ellas (más que asignadas, endilgadas) es la siguiente: "Débil, endeble". Y, ahora, si va al adjetivo "Masculino" (pág. 991), verá que aparece como "Varonil, enérgico". Definiciones, por donde se las quiera mirar, definitivamente machistas. Pero, desde ahora, eso nunca más. Ya fueron eliminadas. Hay que entender, entre otras cosas, que en el primer caso por falaz y agraviante, y en el segundo por un exagerado narcisimo machista. Buena acción la de la Academia. :)

¿SUBVERSIVO?


Es cierto, en gran medida, lo que dice usted, don Marco Aurelio. Lo felicito. Y admiro, y respeto grandemente sus amplia y profunda erudición en diversos temas, y también sus enseñanzas. Pero, la verdad la verdad, muchas de sus opiniones (casi todas, ¿o todas?) respecto del idioma pueden tener de todo, menos de subversivo. Estimulan el, digamos, justo respeto por el buen decir y el buen escribir, pero a veces (muchas veces, en realidad) tratan de hacernos entender que la corrección en el habla debe ser sinónimo de sometimiento a las reglas impuestas por los académicos. Y no debe ser así. La única regla válida, en cuestiones del idioma, de la comunicación, es el uso, la libertad del uso, y el entendimiento (la comprensión): si lo que hablan o escriben algunos miembros de un grupo social es comprendido por los demás, significa que no existe, allí, problema alguno de lenguaje, de comunicación. Subversivo, válida y legítimamente subversivo, es apostar por la libertad y, de algún modo, por la proscripción de todo aquello que sea o parezca solemne o majestuoso (de reyes o monarcas). Y, ¿quiere que le diga una cosa?, hasta la misma Academia ha resultado menos "papista" que usted; siguiendo las enseñanzas de Horacio, la RAE acepta que el uso es "árbitro, juez y dueño en cuestiones de lenguas", como ha sido siempre y como seguirá siendo. Ah, y algo más: ¿La inteligencia es peligrosa o subversiva? A veces lo es; no siempre. Las ganas de ser libres, sí. Pero eso de que "un programa cultural rectamente entendido es más peligroso que Sendero Luminoso", no solo es falso: es, además, una desbarrancada exageración: ¿La cultura puede ser peor que una asquerosa banda de asesinos? ¡No, señor! La cultura no es sinónimo de infamia.


PALABRITAS Y PALABROTAS JUVENILES

Algunas expresiones más comunes en las conversaciones de los jóvenes actuales: "¡Y nada!". "Obviamente". "De hecho". "Bravazo". Además, claro, de "¡Uon!", "¿manyas?", ¡'ta que!, ¡asuuu!", "¡qué paja!". Y esta, casi insoslayable: "¡La cagada!". Y, naturalmente, el alucinante "¡Alucina!" y la significativa -aunque sin significado preciso- exclamación: "¡Guau!" (o "¡Wow!")

ALERTA

Diario El Comercio (5 de noviembre del 2013): "Lima sería cubierta por el mar en 5 mil años, alerta National Geographic". ¿"Alerta"? ¿O sea la National Geográphic nos está sugiriendo que estemos atentos, vigilantes, que tomemos nuestras precauciones por este peligro? Bueno, alistaremos nuestra mochila, entonces, y pasado mañana comenzamos a ascender por una escalera hacia la Luna, porque dentro de cinco milenios, tú, yo, todos nuestros amigos y los que no son, podríamos morir ahogados. :) Porque, como sabemos, poner en alerta a alguien es, digamos, "poner en autos" a alguien para que esté atento, vigilante, cuidadoso por lo que puede ocurrir (usualmente se habla de peligros). No se trata de un verbo precisamente, puede funcionar como sustantivo, adjetivo o adverbio, pero en el Perú le damos categorìa y uso de verbo y es así como lo ha empleado en El Comercio. Los peruanos decimos, por ejemplo: "Debes alertar a tus hijos de los peligros que hay en las calles". Pero, en fin, creemos que no resulta razonable "alertar" de un presunto "peligro" que va a sobrevenir dentro de cinco mil años. ¿O sí? :)