miércoles, 29 de marzo de 2023

ADVERBIO "SOLO" O "SÓLO". ¿TILDE OPTATIVA U OBLIGATORIA?

 

Sigue la discusión acerca del adverbio "solo"; ahora, en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en Cádiz. La norma ortográfica aprobada por la RAE decía esto: “… la palabra solo, tanto cuando es adverbio como cuando es adjetivo, así como los demostrativos esteese y aquel […], son voces que no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación”. Las cosas estarían cambiando, Salvador Gutiérrez Ordóñez, director del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), al respecto señala que no es la norma la que está cambiando, sino solamente su redacción. Efectivamente, esta es esa nueva redacción, que aparecería en el DPD: "Es obligatorio escribir sin tilde el adverbio solo en contextos donde su empleo no entrañe riesgo de ambigüedad", y agrega: "Es optativo tildar el adverbio solo en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad". "Riesgo de ambigüedad". Aquí mis modestos comentarios. En el primer caso (referido a la "obligatoriedad" de escribir sin tilde), ¿cómo se determina la existencia del riesgo de ambigüedad?, ¿por designio de la norma académica o "a juicio del que escribe"? ¿Qué pasa si escribo una frase como esta: "Solo si Juan viene solo, es decir, sin compañía, lo dejamos ingresar"? ¿Hay "riesgo de ambigüedad"? No, definitivamente no. O sea, si se me ocurre ponerle tilde al adverbio, cometo una infracción gramatical, ¿verdad?, pues, según la redacción de la nueva norma académica (que aparecerá dicha en el Diccionario Panhispánico de Dudas), en casos como este "es obligatorio" escribirlo sin tilde. Absurdo, completamente absurdo. ¿Allí, la tilde de convierte en un elemento vandálico, tal vez? ¿Y si quisiera decir esto: "Solamente solo, le dije que podía ingresar", pero lo escribo de este modo: "Solo solo, le dije que podía ingresar"? ¿Aquí hay "riesgo de ambigüedad"? A mí me parece que sí, y por ello preferiría ponerle tilde al primer "solo", que es adverbio, y estaría en lo correcto. ¿Y por qué demonios, cuando hay "riesgo de ambigüedad" estoy facultado a decidir (es decir, por mi libre albedrío) si le pongo o no tilde al adverbio de marras, y, en cambio, cuando me parece que ese riesgo no existe ("a juicio del que escribe", dice la norma), estoy prohibido de usar la tilde? La verdad (es mi opinión) es que, haya o no haya riesgo de ambigüedad (o parezca que hay o que no lo hay) en la escritura del adverbio "solo", en ambos casos el uso de la tilde debe ser optativo. Veamos lo que actualmente dice el DPD: “… cuando esta palabra (“solo”) pueda interpretarse en un mismo enunciado como adverbio o como adjetivo, se utilizará obligatoriamente la tilde en el uso adverbial para evitar ambigüedades: Estaré solo un mes (al no llevar tilde, solo se interpreta como adjetivo: ‘en soledad, sin compañía’); Estaré sólo un mes (al llevar tilde, sólo se interpreta como adverbio: ‘solamente, únicamente’); también puede deshacerse la ambigüedad sustituyendo el adverbio solo por los sinónimos solamente o únicamente”. Pregunto: Y si la frase “Estaré solo un mes” es dicha oralmente (no escrita), ¿cómo puede el interlocutor entender que ese “solo” es un adjetivo y no un adverbio, es decir, que el hablante no estará acompañado, o que su estadía no durará más de un mes? Obviamente, en esta situación es el contexto el que ayuda; y, sobre todo, si se trata de una conversación frente a frente, cualquier duda que surja es fácil de aclararse; no si se está ante un mero texto escrito. La tilde, pues, no tiene por qué ser obligatoria en el caso del adverbio “solo”. Por ello, lo digo finalmente, estoy convencido de que la primera frase que he citado (de la “norma ortográfica”) debe ser, definitivamente, eliminada, debiendo quedar solo (o sólo) esta: "Es optativo tildar el adverbio solo en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad".

 

© Bernardo Rafael Álvarez


miércoles, 22 de marzo de 2023

¿SEGURO AGRARIO "CATASTRÓFICO"??

Es un sistema regulado por la Ley 26702, "general del sistema financiero y del sistema de seguros y orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros". Se trata del llamado "Seguro Agrario Catastrófico". Lo supe hace apenas unos tres o cuatro días. Sirve, según leo por ahí, para dar un apoyo económico ("indemnización"') a los productores agrarios más pobres ubicados en las zonas rurales, con el objeto de que puedan mantener a sus familias "hasta que sus tierras recuperen su capacidad productiva". ¿Saben una cosa? Al leer el nombrecito este dado al seguro en mención, no pude evitar el sentimiento de pavor que me causó. Así como lo leen: un seguro "catastrófico". Como no era para menos, lo que ocurrió fue que me surgieron algunas, creo que necesarias (¿o acaso ingenuas?), interrogantes; estas: ¿Un seguro contra incendios, sería válido que se llamara "seguro incendiario"? ¿Sería "seguro mortal", si fuera para afrontar situaciones de muerte en las familias? ¿Y a un profesional especializado en casos de distrofia muscular, lo llamaríamos médico "distrófico"? Todo eso sería completamente absurdo, realmente. "Seguro catastrófico" ¡Ay, caracho! ¿A quién se le habría ocurrido tal cosa? Seguro que, "proactivos", los encargados de "chantarle" la denominación quisieron un nombre rotundo que evite el uso de "palabras prescindibles": no decir, por ejemplo, "seguro contra catástrofes"; y así, probablemente con "asesoramiento" previo, encontraron el nombre preciso "Seguro catastrófico". Y, por cierto, no me sorprendería que antes de clavarle semejante adjetivo, el asesoramiento haya sido dado por algún lingüista y este, más rápido que apurado, les mostró lo que dice el Diccionario, en la entrada correspondiente: "Catastrófico. Adj. Perteneciente o relativo a una catástrofe". Con esto, es obvio que quedaron convencidos. ¿Este seguro está relacionado con una catástrofe? La respuesta tuvo que ser al unísono: "¡Sí!" Y el lingüista asesor, ¡satisfecho! Pero no contaron con que había un cholo terco que, tarde o temprano, iba a aparecer con sus quisquillosos observaciones. Es cierto, la primera acepción de "catastrófico" que aparece en el Diccionario expresa que este adjetivo es "perteneciente" o "relativo" a una catástrofe. Pero, en primer lugar, un seguro no "pertenece" a una catástrofe (o forma parte de ella); un seguro busca aliviar, en algunas personas, los efectos de un hecho catastrófico (un inundación, un sismo, etc.). ¿El seguro es relativo, es decir, está relacionado con una catástrofe? Podríamos decir que sí, porque el dinero que se desembolsa en dicho sistema se da debido a un hecho nefasto; sin embargo, esto no hace que ese seguro sea "catastrófico" ¿Saben por qué? Porque "catastrofico" es aquello que genera una catástrofe y, como sabemos, un seguro no es causante de huaicos, de incendios, de sequías, etc. ¿Algún lingüista querrá decirme que el adjetivo "catastrófico" no necesariamente o no siempre se refiere a eso, a la generación de catástrofes? Pues, antes que me lo diga le daré mi respuesta. "Catastrofico" es un adjetivo formado por dos componentes: una raíz, "catastrof" (referido a "catástrofe") y el sufijo o elemento compositivo "-'fico" cuyo significado en este caso es "que hace, o produce o convierte en" (como también, por ejemplo, "hipertrófico", "atrófico", “distrófico”); ya lo dije: "catastrófico" es lo que produce o genera una catástrofe", y no lo que pretende enfrentarla o contrarrestar sus efectos. La relación del adjetivo "catastrófico" con el sustantivo "catástrofe" es una relación de causalidad. El nombre dado al seguro que, como dije al principio, busca dar un apoyo económico a los productores agrarios más pobres ubicados en las zonas rurales cuyas tierras han sido afectadas por algún desastre, es simple y llanamente, un gigante despropósito o, como habría dicho don Marco Aurelio Denegri, es una barbaridad. Sí, repito finalmente, "catastrófico" es un adjetivo perteneciente o relativo a una catástrofe, pero esa pertenencia o relación tiene que ver con la generación de catástrofes y, en consecuencia, nada tiene que ver con lo que es un seguro cuyo fin, como sabemos, es atender, como en este caso, económicamente a las víctimas de hechos desastrosos. Lo único, y estrictamente apropiado, que debieron hacer los encargados de la entidad correspondiente, es poner este nombre: "Seguro Agrario contra Catástrofes", y punto. ¡Un abrazo, amigos!

 

© Bernardo Rafael Álvarez


jueves, 9 de marzo de 2023

EL GUIÓN (Mi alegato)

¿Alguien pronuncia "guión" tal como lo hace con el vocablo "kion" (que es como se le conoce en el Perú al jengibre)? Quizás haya algunos; pero lo cierto es que la mayoría de los hablantes, no. Prácticamente todos decimos [gi.ón] (en dos sílabas), mientras que la otra palabra la pronunciamos en un solo golpe de voz.

 

El nombre de la rayita que sirve para dividir, al final de renglón, una palabra que no cabe completa, y con el que también se designa al texto en que aparece el contenido de una película con las indicaciones para su realización, se llama "guión" y proviene no de "guia" (monosílabo inexistente en nuestra lengua) sino de "guía" [gí.a] (así como "pió" deriva de "piar" [pi.ar]; y es, por ello, descabellado decir "él pio" y, peor aún, "yo pie" -¿la extremidad de los miembros inferiores?-; pues, simple y llanamente, no son monosílabos).

 

¿Saben por qué la misma RAE ha llegado a aceptar que el adverbio "solo" puede escribirse con o sin tilde, y que eso depende del hablante? Y, ya concretamente, ¿saben qué dijo respecto de "guión"? Dijo esto (ver: Diccionario Panhispánico de Dudas): "La doble grafía, con tilde o sin tilde, responde a las dos formas posibles de articular esta palabra" (hiato/diptongo). Bueno, lo dijo porque reconoció que son los hablantes los que, realmente, deciden en los asuntos de la lengua; es decir, que estas cosas dependen del cómo se habla; y es por ello por lo que el vocablo en cuestión aparece escrito de dos maneras en la edición 22 del Diccionario de la Academia: guión y guion (en la l Diccionario de Autoridades aparecía guión).

 

Ah, pero en la nueva edición solo aparece una forma ("guion"). Claro, han eliminado la forma escrita con tilde en la "o". ¿Por qué han hecho esto? Creo que la explicación es simple: Se trata de una ocurrencia -que, creo, carece de un sustento sólido- de los miembros de la institución que seguramente siguen creyendo que la docta corporación matritense es (como reza el lema institucional, creado en 1715) la que "limpia, fija y da esplendor" a la lengua (lo cual no es cierto); y seguramente tomaron esa decisión, del mismo modo como se decide en los parlamentos políticos: por simple mayoría de votos.

 

¿Qué ha ocurrido después de publicada la edición 22 del Diccionario? ¿Acaso se han producido cambios en el uso de la lengua, que pudieran justificar la aludida variación ortográfica dispuesta por la Academia? ¿Tal vez los que pronunciaban la palabrita de marras en dos golpes de voz, de pronto dejaron de hacerlo y terminaron convirtiéndola en monosílaba? No, eso jamás ha sucedido.

 

Veamos, pues, lo que ahora se dice en la RAE al respecto "... por eso, con independencia de su pronunciación, 'guion' es monosílaba a efectos ortográficos y no lleva tilde" ¿"Con independencia de su pronunciación"? Y también dicen esto que, de verdad, ya linda con la tontería: "Esta convención es puramente ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo". ¡Absurdo! O sea, en otras palabras, "Que hablen como les dé la gana, pero la Academia se mantiene en sus trece; es como si dijeran: "Qué diablos nos importa cómo hablen, porque 'nuestra ortografía' seguirá bailando su propia tonada"; es decir, ¿la ortografía nada tiene que ver con la lengua real; es fiesta en otro barrio? ¡Ay, Taitito!

 

Repito, finalmente: El hablar -aunque no les guste a los académicos- no depende de la ortografía; es la ortografía la que depende del hablar. Ah, y, por si acaso, no es que yo quiera "acomodar" la ortografía a mi manera de hablar (cómo hable yo nada tiene que ver con el asunto: es el habla de todos, o de la mayoría, lo que debe tenerse en cuenta): lo que tiene que saberse es que la ortografía debe acomodarse al modo de hablar, y no a la inversa.

 

Ya lo dije al principio: Prácticamente todos los hispanohablantes pronunciamos [gui.ón], en dos sílabas; y por ello, es dable y correcto ponerle tilde a la "o". Pero, claro, si es que estuviera probado que en algunos lugares este vocablo también es pronunciado como monosílabo, correspondería, entonces, que la Academia modificara la entrada correspondiente del Diccionario y restableciese la redacción que estuvo vigente en la edición 22 del repertorio lexicográfico oficial. Es, creo, lo más atinado. Pero no vaya a ser que se quiera negar esto echando mano al recurso aquel del "principio de unidad ortográfica", porque ese argumento sería, sencillamente, inválido, enclenque y absurdo: En cuestiones de la lengua lo que corresponde es, más bien, respetar y, sobre todo, asumir, un principio que, especialmente, es común en el terreno jurídico pero resulta válido para el caso: el principio de "primacía de la realidad", que, además, se condice con la certera afirmación desprendida de la Epístola a los Pisones, escrita por Horacio, el gran poeta latino, y que es citada en la vigésima segunda edición del Diccionario: en cuestiones de lengua, el uso manda (y, efectivamente, así es y así será siempre). Y, además, conviene tener en cuenta lo siguiente: Antes que prescriptiva, la RAE debe cumplir, sobre todo (como ya, de hecho, lo está asumiendo, y es lo correcto), una función descriptiva. 

Y, otra cosa, la Academia no tiene autoridad para "disponer" cómo debemos usar el idioma; solo puede emitir opiniones y, si se quiere, dar consejos o recomendaciones, pero nada más: no es, no puede ser, lo que sus fundadores quisieron que fuera.

                                                                                     

            © Bernardo Rafael Álvarez