sábado, 20 de febrero de 2021

¿EL, MASCULINO INCLUSIVO?

 No. Como sabemos, los artículos determinados son: el, la, los, las. El primero y el tercero (el, los) sirven para designar sustantivos masculinos, y los otros son para los femeninos. Sin embargo, es dable y correcto -en algunos casos- emplear el artículo masculino para designar sustantivos que son femeninos: cuando estos sustantivos, dichos o escritos en singular, comienzan con /a/ tónica (el agua, el alma, el águila, el acta, el arte…). Lo que no puede ocurrir es que este artículo –repito, en singular- se refiera a sustantivos en plural, como “el perros”, “el gatos”, y, claro, tampoco, es correcto decir “el perro y gato”, salvo que se trate de un “mostrito”: un ser que al mismo tiempo sea perro y gato, lo cual creo es imposible, pero en ese caso tendría que eliminarse la conjunción, como en este otro ejemplo que sí es válido: “la casa taller del maestro Delfin”. Si con el auxilio de un artículo en singular quiero referirme a dos sustantivos, debo anteponer a cada uno de estos un artículo: “el perro y el gato” y con más razón si los sustantivos son de distinto género: “el gato y la gata”. Como dije al principio, en respuesta al título interrogativo de este post: No, “el” no es un artículo inclusivo; solo -con excepción de aquello referido a la /a/ tónica- se usa para sustantivos masculinos. ¿Entonces, definitivamente, es imposible designar, al mismo tiempo, sustantivos femeninos y masculinos con un artículo masculino? No, no es imposible. Sí puede hacerse, y así se hace, pero –ojo- solo cuando usamos el artículo y los sustantivos en plural: “los niños y niñas en el colegio”, “los caballos y vacas del establo” (y también “los niños y las niñas”, los caballos y las vacas”); ah, pero –por siaca- no vayan a decir como el inefable Nicolás Maduro: “los libros y las libras” o “los millones y millonas” 😄. ¡Un abrazo, amigos y amigas! ¡Sigan cuidándose, caracho!

lunes, 15 de febrero de 2021

¡OYE, ESCUCHA!


Me preguntan si la expresión que aparece como título de este post es o no incorrecta, o si en ella hay redundancia.
Bueno, ya sabemos cuáles son los significados de los verbos "oír" y "escuchar": ambos están referidos a la función de uno de nuestros cinco sentidos, el oído. Considerando esto, "¡Oye, escucha!" sería obviamente una expresión reiterativa, una redundancia. Pero no.
Hay, aquí, un asunto semántico y también de otra índole . El "Oye", en la frase en cuestión, ha perdido el significado que conocemos y ya nada tiene que ver con la percepción de los sonidos. Pero no solo eso; algo más ha ocurrido: ya no es un verbo; ahora es una interjección, cuya finalidad es establecer contacto o llamar la atención de alguien, y equivale a un vocablo, de uso común, proveniente del inglés que todavía no ha sido incorporado al Diccionario de la Lengua Española. ¿Cuál es ese vocablo? Este: "Hey".
"¡Oye, escucha!" es, entonces, como "¡Hey, escucha!".
Ergo, no hay redundancia, ni menos incorrección. Así que, ¡adelante!
¡Un abrazo!

OÍR Y ESCUCHAR

 OÍR Y ESCUCHAR

Respecto de “escuchar”, dice el DLE: “Prestar atención a lo que se oye”. Claro, porque este verbo procede del latin ascultāre, es decir, “auscultar” y, como sabemos, auscultar es “aplicar el oído” (…) a fin de explorar los sonidos…”. Es decir, como explica el Diccionario Panhispánico de Dudas, “la acción de escuchar es voluntaria e implica intencionalidad por parte del sujeto, a diferencia de oír, que significa, sin más, ‘percibir por el oído [un sonido] o lo que [alguien] dice…”.
Bien, esa es, en rigor, la diferencia entre oír y escuchar. Pero hay que entender que se trata de la diferencia, digamos, de origen (etimología) que es la que el Diccionario aún registra. Sin embargo, el uso actual (que, en verdad, no es tan "actual" que digamos, pues viene desde hace varios siglos) otorga similar significado a los dos verbos: "Le hablo, pero no me quiere oír"; "Pasé por el parque y escuché un ruido insoportable". Esto es así, aunque no les guste a los académicos de la ilustre corporación matritense.
El significado o los significados no solo tienen que ver con la etimología; la etimología es, muchas veces, solo una suerte de referencia "histórica", y no condiciona obligatoriamente a los significados. Las palabras no están condenadas a conservar "de por vida" tal o cual significado; pueden darse casos en que, incluso, una sola palabra tiene significados opuestos: “evento”, por ejemplo, que es un hecho imprevisto, pero también es uno programado. La autoridad en asuntos de lengua no la tienen las academias, sino el uso.
Si alguien le dice a usted: “Habla fuerte porque no te escucho”, no cometerá ningún error; tampoco habrá error si es que usted dice: “Esta noche voy a oír música clásica”. Así hablamos, y nadie nos lo va a prohibir.
El Panhispánico de Dudas señala que no es justificable “el empleo de escuchar en lugar de oír, para referirse simplemente a la acción de percibir un sonido a través del oído, sin que exista intencionalidad previa por parte del sujeto”; sin embargo, agrega que este uso “también existe desde época clásica y sigue vigente hoy, en autores de prestigio, especialmente americanos, por lo que no cabe su censura”. Está en lo cierto, pero hay que agregar que esto no se da solo en “autores de prestigio”; es uso ya generalizado por los hablantes. Y el uso manda, pues.
¿No está en el Diccionario? Eso es lo de menos. Ya estará en algún momento. (“Ya va a venir el día, ponte el saco”, escribió César Vallejo. 😀)
¡Un fuerte abrazo! Cuídense mucho, por favor!

"PARA EMPEZAR HABLAR DE ESTAS COSAS..."

 "Para empezar hablar de estas cosas..."

¿Todo bien en la frase entrecomillada, o le falta algo? Sí, sí le falta algo: una preposición. Veamos: Existe una preposición que, según podemos leerlo en el Diccionario de la Lengua Española, "(i)ntroduce un complemento regido por determinados verbos, adjetivos y nombres". Se usa como en las siguientes frases que inserta el DLE: "Empezar a correr. Disponerse a escapar. Parecerse a alguien. Suave al tacto. Propenso a las enfermedades. Sabor a miel. Temor a las alturas." Es la preposición "a". La frase debió ser escrita así: "Para empezar a hablar de estas cosas..."
Algunas personas (incluso escritores) no ponen la preposición porque, según parece, quieren evitar la cacofonía ("a hablar"). Error. La cacofonía no es un asunto de escritura, sino de pronunciación; si queremos evitarla, evitémosla al hablar, pero sin incurrir en en errores gramaticales. Si eliminamos la preposición en la frase en cuestión, entonces también sería válido hacerlo en otras frases similares. Tendríamos, como resultado, esto: "Empezar correr"; "Comenzar comer". Serían idiotismos de cabo a rabo. 😃 ¿"Empezar hablar? No. "Empezar a hablar", sí.

¿POETA O POETISA?

Muchísimos, desde hace muchísimo tiempo, han dicho, y muchísimos siguen diciendo, poetisa, para referirse a las mujeres que escriben poesía. Muchísimos, también, las llaman poetas. Ninguno de los dos vocablos es nuevo. ¿Solo una de las dos expresiones es la acertada? Ambas lo son. ¿Debería ser usada solo la primera de las nombradas? Sí, sería legítimo si así ocurriera. Lope de Vega (en el poema "A la noche") ya hace más de cuatrocientos años usó el vocablo poeta en sentido femenino ("solícita, poeta, enferma, fría"); Rosalía de Castro, en su novela "La hija del mar" (1850), también: "Madame de Staël, tan gran política como filósofa y poeta". No es nada nuevo, pues, y tampoco es, como pérfidamente había dicho Dámaso Alonso, que "parece que no les gusta que se las llame poetisas", y proponía que se "rehabilite" la palabra poetisa por ser "compacta y cómoda". Incluso más allá de los días del autor de Fuente Ovejuna ya alguien había hecho la justa precisión; ¿Adivinan quién? Nada menos que don Antonio Martínez de Cala y Xarana (¿lo identifican?, búsquenlo en Google)*; fue él quien afirmó que poeta es la única forma española para "varón" y "hembra", y lo dijo en 1492. El Diccionario de la Lengua Española (vigésima segunda edición, 2001), decía, a diferencia de las ediciones anteriores, con meridiana claridad, que poeta es la persona que hace poemas, y no ponía, como marca de uso, la "m" de masculino, sino la abreviatura "com.", es decir: masculino y femenino; y, claro, como es lo correcto, en otra entrada presentaba el nombre "poetisa" -que también se emplea- con el consabido significado (del lat. poetissa: mujer que compone obras poéticas). Más bien en la edición actual la RAE ha incurrido en un lamentable error de construcción; dice: "poeta, tisa. m. y f. Persona que compone obras poéticas" (o sea, según los académicos actuales, poeta es masculino y femenino -lo cual es correcto-, pero, para ellos, ¡también poetisa es masculino y femenino!).

 

CONCLUSION: Se puede decir poeta o poetisa, para referirse a la mujer hacedora de poemas, pero no porque así aparezca en el DLE, sino porque esos son los usos aún vigentes. Si tarde o temprano se impusiera el empleo de la expresión "poeta" (tanto para hombre como para mujer), esta sería la única expresión valida; y justa, además.


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*Antonio Martínez de Cala y Xarana, más conocido como Antonio de Nebrija, el autor de la primera gramática castellana (publicada en 1492).