jueves, 14 de septiembre de 2017

¿HABLAR COMO SE ESCRIBE?

Tal vez siguiendo el consejo del crítico francés Charles Augustin Sainte-Beuve, Manuel González Prada en algún modo puso en práctica e insinuaba como receta el "escribir como se habla". De allí que en sus discursos encontremos expresiones como estas: "s'escurre", "espresión", "estrae", "multicoloras", "surjieron" "L'acritud", etc. Probablemente muchos consideren que era una propuesta ambiciosa y tal vez justa; yo, en cambio, creo (disculpen la imprudencia) que se trataba solo de una anarquista travesura 

¿Hubo quienes siguieron el consejo del autor de "Pájinas libres"? Sí (o parece que sí). Claro, pero, curiosamente, solo para graficar literalmente (con letras, quiero decir), el modo de hablar de gentes de niveles digamos socialmente bajos, de la gente humilde (especialmente, la gente del campo). A manera de ejemplo, expongo aquí solo dos casos: Ciro Alegría en Los perros hambrientos y Antonio Gálvez Ronceros en Monólogo desde las tinieblas.

Del escritor huamachuquino me permito transcribir lo siguiente: "Que se llaman así, PUE hay una historia, YESTA es QUIUNA viejita tenía dos perros: el uno se llamaba GÜESO y el otro Pellejo. Y JUE QUIUNDÍA la vieja salió e su casa con los perros, YENTÓN llegó un ladrón y se metió bajo e la cama. GOLVIÓ la señora PO la noche y se puso a acostarse. El ladrón TABA calladito AY esperando QUELLA se durmiera PA AUGALA SILENCITO...".

Del narrador chinchano, esto: "Como les habían cobrado un sol por cada planta de yuca, una de las negras empezó a quejarse:
-Cómo ETÁN LO tiempo… ¡A SÓ cada planta E yuca!
Y mirando el cielo agregó:
-Y con ETE SÓ.
Como en ese instante su burra se desvió del camino, demandó colérica:
-¡Só, BORICA!
Enderezó al animal y prosiguió la marcha.
La otra anduvo largo trecho pensativa. Al cabo habló en tono de sentencia:
-En ETA vida hay TRE CLASE DE SÓ: SÓ de PRATA, SÓ de cielo y SÓ de BORICA
."

Las siguientes preguntas surgen espontáneas: ¿Solo la gente "inculta" habla así, de este modo "atípico", de modo distinto a como se escribe? ¿Los cultos, en cambio, sí son respetuosos de las formas escriturales y hay correspondencia entre su hablar y su escribir? ¿Un abogado o un juez, por ejemplo al Hábeas Corpus le dicen exactamente como aparece escrito, y no pronuncian, más bien, "habias corpus"? ¿Cuando leemos una frase como esta: "No sé qué vine a hacer aquí", la pronunciamos tal como está escrita -"no sé qué-vine-a-hacer-aquí"-, o es que oralmente lo que decimos es esto "No sé qué vinihacer aquí"? ¿Respecto del verbo "delinear", decimos "de-li-ne-e-mos" o "deliniemos"? ¿Quién dice, realmente, "crema vol-te-a-da" y no "crema voltiada"? ¿Decimos, acaso, "vol-te-e-mos la página", o "voltiemos la página"? 


Salvo González Prada, que tuvo la osadía o, más precisamente, la interesante e imaginativa "desvergüenza" de "escribir como hablaba" él mismo y no otro, la verdad es que los demás escritores, según he podido constatar, son extremadamente refinados con lo que es suyo, pero se muestran sueltos de huesos cuando de lo que se trata es de "transcribir" lo que sería el habla de los demás, sobre todo de la gente "inculta", de los humildes (ya puse un par de ejemplos); obviamente, se debe a que entienden que aquellas personas hablan "mal" y que eso sí merece ser resaltado por pintoresco. Equidad injusta, pues, ¿no es cierto? ¿O me equivoco?

miércoles, 13 de septiembre de 2017

¿LOS PERROS LADRAN, SANCHO?



¿Quién no ha escuchado y repetido aquella tan famosa frase que, con algunas variaciones, dice: "Los perros ladran, Sancho; es señal que avanzamos (o cabalgamos)"? Prácticamente todos (yo la conocí cuando comenzaba la secundaria). Y lo hacemos no solo para estimularnos o estimular a algún amigo frente a las críticas de los demás, sino como una demostración de que somos "gente leída" (o sea, cultos) y por ello casi siempre remarcamos: "Como dijo el Quijote:...".

 

Pero la verdad es que esa frase nunca fue dicha, durante sus alucinantes andanzas, por el ingenioso hidalgo que inventó don Miguel de Cervantes Saavedra, es decir, no aparece en ningún renglón de su valiosísima novela; se trata, pues, de una frase que inexplicablemente se la atribuyó al personaje nacido de la imaginación del escritor español: en otras palabras, es una frase apócrifa. 

 

La expresión popular que sí tiene su origen (digamos, documentado) en la novela cervantina es aquella de "no le busques tres pies al gato"; en el capítulo XXII de la primera parte, encontramos esto: "Váyase vuestra merced, señor, Norabuena su camino adelante, y enderécese ese bacín que trae en la cabeza, y no ande buscando tres pies al gato". Pero si de perros se trata, aquí hay otra frase, que también es cervantina, pero que -como respecto de la anterior- a nadie se le ocurre otorgarle los créditos al gran "manco de Lepanto"-; la encontramos en el Capítulo XXXII: "¡A otro perro con ese hueso! -respondió el ventero-".


Bueno, ¿y cómo y cuándo comenzó a ser aceptada por la gente como frase cervantina, aquella de "los perros ladran"? Imposible saberlo. Sin embargo, es altamente probable la hipótesis según la cual se trataría, más bien, de una derivación de lo que escribió Johann Wolfgang von Goethe -el autor de "Fausto"- en uno de sus poemas, de 1808, titulado "Ladrador". Leamos la aludida frase del poema: "Pero sus estridentes ladridos, sólo son señal de que cabalgamos". 


¿No les parece razonable y nada descabellada la hipótesis? 

Yo creo que sí, que es razonable; y por ello me atrevo a dar este imprudente consejo a los leídos lectores: Digan, mejor, que si los perros ladran es porque vamos avanzando en trote, como lo insinuó el gran Goethe.


Aquí el poema del alemán, en español:

 

LADRADOR


En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos.

 

Y aquí en alemán:

 

 

KLÄFFER


Wir reiten in die Kreuz und Quer
Nach Freuden und Geschäften;
Doch immer kläfft es hinterher
Und billt aus allen Kräften.
So will der Spitz aus unserm Stall
Uns immerfort begleiten,
Und seines Bellens lauter Schall
Beweist nur, daß wir reiten.