¿Quién no ha
escuchado y repetido aquella tan famosa frase que, con algunas variaciones,
dice: "Los perros ladran, Sancho; es señal que avanzamos (o
cabalgamos)"? Prácticamente todos (yo la conocí cuando comenzaba la
secundaria). Y lo hacemos no solo para estimularnos o estimular a algún amigo
frente a las críticas de los demás, sino como una demostración de que somos
"gente leída" (o sea, cultos) y por ello casi siempre remarcamos:
"Como dijo el Quijote:...".
Pero la verdad es
que esa frase nunca fue dicha, durante sus alucinantes andanzas, por el
ingenioso hidalgo que inventó don Miguel de Cervantes Saavedra, es decir, no
aparece en ningún renglón de su valiosísima novela; se trata, pues, de una
frase que inexplicablemente se la atribuyó al personaje nacido de la
imaginación del escritor español: en otras palabras, es una frase
apócrifa.
La expresión
popular que sí tiene su origen (digamos, documentado) en la novela cervantina
es aquella de "no le busques tres pies al gato"; en el capítulo XXII
de la primera parte, encontramos esto: "Váyase vuestra merced, señor,
Norabuena su camino adelante, y enderécese ese bacín que trae en la cabeza,
y no ande buscando tres pies al gato".
Pero si de perros se trata, aquí hay otra frase, que también es cervantina,
pero que -como respecto de la anterior- a nadie se le ocurre otorgarle los
créditos al gran "manco de Lepanto"-; la encontramos en el
Capítulo XXXII: "¡A otro perro con ese hueso! -respondió el
ventero-".
Bueno, ¿y cómo y cuándo comenzó a ser aceptada por la gente como frase
cervantina, aquella de "los perros ladran"? Imposible saberlo. Sin
embargo, es altamente probable la hipótesis según la cual se trataría, más bien, de una
derivación de lo que escribió Johann Wolfgang von Goethe -el autor de "Fausto"-
en uno de sus poemas, de 1808, titulado "Ladrador". Leamos la aludida
frase del poema: "Pero sus estridentes ladridos, sólo son señal de que
cabalgamos".
¿No les parece razonable y nada descabellada la hipótesis?
Yo creo que sí, que es razonable; y por ello me atrevo a dar este imprudente
consejo a los leídos lectores: Digan, mejor, que si los perros ladran es porque
vamos avanzando en trote, como lo insinuó el gran Goethe.
Aquí el poema del alemán, en español:
LADRADOR
En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos.
Y aquí en alemán:
KLÄFFER
Wir reiten in die Kreuz und Quer
Nach Freuden und Geschäften;
Doch immer kläfft es hinterher
Und billt aus allen Kräften.
So will der Spitz aus unserm Stall
Uns immerfort begleiten,
Und seines Bellens lauter Schall
Beweist nur, daß wir reiten.
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