Afirmo: "Considerando en frío, imparcialmente" (Vallejo dixit), la libertad de las lenguas solo está sometida a la voluntad de los hablantes; no de gobiernos ni academias. (Bernardo Rafael Álvarez)
martes, 28 de febrero de 2012
DENEGRILDEBRADT: LA COSA ESTÁ QUE QUEMA!
En cambio, si la “papa sexual” estuviera caliente, tal circunstancia sería, más bien, cuando nos gustaría acercarnos; porque eso no es intolerable, sino todo lo contrario: es lo que buscamos, lo que nos atrae a los varones.
Este debate (Denegri/Hildebrandt), como se recuerda, no es reciente; viene desde junio del año pasado, cuando la doctora Martha Hildebrandt publicó en El Comercio una nota en la que habla acerca de la expresión “papa caliente” y dice, al respecto, que se trata, “sin duda alguna de una traducción literal de la más antigua expresión inglesa hot potato.” Tras esto, Denegri, en su programa de la televisión, habló con Marcela Robles y en un momento de la entrevista hizo el comentario en los términos que conocemos. Dijo que la expresión “papa caliente” no proviene de la alusión al tubérculo andino sino de la que popularmente se hace al órgano sexual femenino.
Como se advierte, hasta ese momento la discusión giraba en torno a la expresión “papa caliente”. Ahí está el asunto, pues. No se trataba exactamente, en el razonamiento de don Marco Aurelio, de la expresión “las papas queman”, sino de “papa caliente”.
Y, efectivamente, podría ser razonable lo que dice al respecto: papa caliente es igual a vulva de una mujer infectada con una enfermedad venérea que podría dar lugar a que contagie a alguien, es decir, que “queme” a la persona que pudiera tener contacto con ella.
Pero lo cierto es que cuando alguien -en el uso popular- hace referencia a que una mujer tiene la “papa caliente” no alude a ninguna infección venérea, sino a la “calentura” de la fémina ardiente, deseosa de tener un encuentro sexual (y, si nos vamos al extremo, ninfómana): fulana de tal tiene la “papa caliente” (lo contrario a mujer frígida).
El problema aparece cuando Denegri traslada, ahora sí, el comentario respecto de “papa caliente” a la expresión popular -que es completamente distinta- “cuando las papas queman” (“papa caliente” y “cuando las papas queman” son -no solo textualmente, sino por razón de uso- diferentes). Atendiendo a la explicación que da (aludiendo a enfermedad venérea), nadie, hasta donde entiendo, se alejaría de “las papas (vulvas) calientes” (así, en plural), puesto que la probable relación contagiosa (la que “quema”) se daría con una sola “papa caliente” y no con varias. ¿O es que cuando, por ejemplo, una persona va a un burdel lo hace para “encamarse” (obviamente, sin protección) al mismo tiempo con varias mujeres, eventualmente sifilíticas? No, pues. Se alejaría de una “papa caliente”, de una sola. Pero, en cambio, cuando se habla de “las papas (tubérculo) que queman” aquí sí es legítimo hablar en plural, porque puede, en un plato o en una olla, haber no una sino varias papas calientes y podemos coger más de una y, así, quemarnos las manos; y si esto ocurre, al toque las soltamos. Es decir: se da una situación insostenible.
“Cuando las papas queman” es, pues, la metáfora de una situación con la que no quisiéramos involucrarnos o de la que quisiéramos liberarnos, “zafarnos”, porque “quema” como patatas recién sancochadas.
El hecho de que Juan Álvarez Vita haya considerado en su Diccionario de Peruanismos, para la frase “cuando las papas queman”, una explicación similar a la que Denegri defiende, no es prueba de que lo dicho sea verdad; tampoco lo es el que algunas personas “que pintan canas” se rían de la definición de la señora Hildebrandt. ¿O es que para encontrar explicaciones a frases populares cuyo origen es estrictamente anónimo, hay que documentarse con ese tipo de “pruebas”? No, pues. En estos casos, el camino es “menos académico”: funciona más eficazmente la interpretación y el sentido común.
Hay mucha gente que ha celebrado la posición del señor Denegri. Me parece muy bien. Lo malo es que eso se da -según parece- no solo por la simpatía que él genera en los televidentes, sino por lo antipática que resulta, en gran medida, la doctora Hildebrandt, entre otras cosas, por su confeso y convicto fujimorismo. Esto, obviamente, le quita seriedad a las cosas. Denegri me parece admirable, sinceramente lo digo. Pero creo que no todo lo que dice puede ser admitido como una verdad absoluta. Por ello es que, con todo respeto, me permito exponer mis opiniones discrepantes.
¿Se debe escribir Amazonía o amazonía?
Un escritor y periodista peruano
afirma (lo he leído hace unos días) que lo que llamamos Amazonía debe
escribirse con minúsculas porque no es un nombre propio, sino común como lo son sierra,
estepa o puna. Aquí mi comentario:
Amazonía o, como algunos dicen,
Amazonia (sin tilde en la i) es un nombre propio, un sustantivo. El Diccionario
de la Real Academia Española (DRAE) solo consigna "amazonia" y
"amazonio" en su calidad de adjetivos (femenino/masculino) que son
sinónimos de "amazónica" y "amazónico", respectivamente. Es
decir, para ser más explícito e ilustrativo, si hacemos referencia a un
habitante de la región en que se encuentra el río Amazonas podemos,
legítimamente, decir "hombre amazónico" u "hombre
amazonio". Pero, claro, esto último no suena tan agradable que digamos
debido a que no se trata de un adjetivo usual (como igualmente lo reconoce el
Diccionario: adj. p. us.), y nosotros ya estamos acostumbrados a la sonoridad
esdrújula de la otra forma. El territorio de que hablamos es un territorio
amazónico o amazonio. En esto, pues, no existe motivo de discusión. Pero si
queremos nombrar con un sustantivo a la extensión verde que ahora ha sido
reconocida como una de las siete maravillas naturales del planeta, tenemos que
decir (aunque el DRAE no lo considere entre sus más de ochenta mil términos
registrados) Amazonía, porque ese es
su nombre, legitimado por el uso. Otra cosa: amazonia, por ser un adjetivo
(porque en verdad lo es), no es como puna, estepa o sierra (que no son
adjetivos sino sustantivos). Esto debe quedar muy claro. Y, por último
-tratando de ser concesivos-, si se tratara de un sustantivo o nombre no propio
sino común, tendría que ser también igual a "selva" (es decir,
sinónimo) y, en tal sentido, sería válido decir, por ejemplo, "la amazonia
africana". Y bien sabemos que, por decir lo menos, esto sería absurdo. Conclusión:
el sustantivo que nombra a la región de selva que ahora es una de las siete
maravillas naturales del planeta, y que nos enorgullece a muchos peruanos, es
nombre propio y no común, y debe escribir siempre con "A" mayúscula:
Amazonía o, si se quiere, Amazonia.
¿SHIRLEY ES MEDIO HERMANA DE JOEL?
¿VASO DE AGUA O VASO CON AGUA?
¿HACE HAMBRE?
¿CEVICHE O SEVICHE?
DAR DE SÍ.
TALVEZ
¿LA MOTOTAXI O EL MOTOTAXI?
Veamos. Si digo bicimoto lo que estoy haciendo es referirme a una bicicleta que funciona con motor; si digo motoniveladora estoy mencionando a una niveladora que, igualmente, funciona con motor. Por lo tanto, debemos entender que el género de estas palabras compuestas es el femenino ya que la voz principal que las forma es femenina: bici (de bicicleta) en el primer caso y niveladora en el segundo, y, como se ve, no es la ubicación lo que allí manda.
[Hay un neologismo de uso masivo y permanente: Internet. Está formado por dos voces: inter, que significa "entre varios" y net, voz inglesa que significa red; o sea, "red conectada entre... varios" (claro, no son varios sino muchísimos, a nivel mundial). Si nos atenemos a la explicación dada, deberíamos decir que también corresponde al género femenino, por lo de "red"; sin embargo, por el hecho de que se trata de "net" (voz proveniente del inglés en que, para estos casos, no funciona el tema de géneros gramaticales) y no de "red", hay que entender que la situación es ambigua, que es una palabra a la que le corresponden los dos. Y, efectivamente, así lo considera el Diccionario de la Lengua Española (DLE): amb. Red informática mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores mediante un protocolo especial de comunicación. Y, asi, podemos decir el Internet o la Internet; y no hay razón para afirmar que es “preferible” usar la forma femenina, como equivocadamente sugiere el Diccionario Panhispánico de Dudas].
Mototaxi, que es una expresión nacida en las ciudades de nuestro país, está formada por "moto" que es femenino y "taxi" que es masculino. Ambos componentes tienen igual preeminencia: una moto que es taxi, o un taxi que es moto. Y no se trata, precisamente, como en los anteriores ejemplos, de un "taxi a motor" pues esa eventual definición no pone atención a la particularidad de sus características (todos los taxis son a motor).
Es legítimo, por lo expresado, decir "la mototaxi" o el "mototaxi". Y eso es lo que hacemos los peruanos: empleamos cualquiera de las dos formas.
(Según el El DLE, "mototaxi" es un sustantivo masculino. Sin embargo, resulta absurdo que, aceptándolo como tal -como masculino-, la definición que da sea la siguiente: "Motocicleta de tres ruedas y con techo que se usa como medio de transporte popular para trechos corto." Lo que debió decir el Diccionario -por solo aceptar el carácter masculino del término- es esto: "Vehículo de tres ruedas que se emplea como taxi y cuyo origen es una motocicleta". El DLE se equivoca, pues).
Repito: es válido, correcto, decir “la mototaxi” o “el mototaxi”.
lunes, 27 de febrero de 2012
"¿DELANTE MÍO?"
EVENTO
"¡BAJAN CRUZANDO!"
Nota: Por qué en lugar de poner "debe decir" ponemos en esta explicación "debería...". Por una sencilla razón: en este Consultorio únicamente se pone atención a lo que son errores, pero sin proponer ni querer imponer criterios de uso; esto le corresponde, con democrática autoridad, a los usuarios del idioma. Sin "bajan en la esquina" se impone, pues se impondrá. Nadie tiene por qué fungir de guardián del idioma, menos nosotros.
¿CARABAYLLO?
¿BIZCOCHITO?
¿CHECAR?
¿PEDEAR?
NO ES EL MONUMENTAL DE LA "U"
¿NUESTRO CASTELLANO?
¿NUESTRO CASTELLANO? En verdad sería lindo si esto, que en diálogo reciente sugirió un amigo, pudiera hacerse efectivo: “preservar” el castellano nuestro. La realidad, sin embargo, casi siempre es adversa a los buenos deseos; Luis Cernuda, el gran poeta español calificó a la realidad como "un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo".
OJALÁ
¿MARCHANTE?
Sin embargo, hay adjetivos en los que aparecen sufijos como los mencionados pero que no se presentan como "participios activos"; vemos uno de ellos: "Inmanente" ("Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella."). Y se dan casos, también, de adjetivos con similares características que pueden prestarse a confusión semántica. Uno de esos adjetivos es el que aparece al principio de esta nota como título: "Marchante". ¿Qué significado nos sugiere? Es obvio: marchante, el que marcha. Pero no es así. Los pobladores -cientos o miles, no lo sabemos- que vienen en caminata hasta la Capital y traen como exigencia el derecho al agua y la vida, no son marchantes, aunque entre ellos es muy probable que haya más de uno. Marchante es -al menos en Argentina se le conoce como tal- "vendedor ambulante, y, repetimos, no faltará algunos que estén, en medio de la masa entusiasta y sudorosa, ofreciendo al menos sánguches y gaseosas. Pero hay, además, un significado menos agradable: "traficante", es decir, el que hace "negocios no lícitos". De estos, creemos estar seguros, no hay uno solo entre nuestros compatriotas que muy pronto -porque ya están cerca de Huacho- llegarán a Lima para plantear sus exigencias.
¡ASU MARE!
RACISMO
¿CASTELLANO O ESPAÑOL?
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